Glíglifo 2017

Glíglifo es la unión de la palabra Glíglico (que es un lenguaje inventado por Cortázar que sirve a los enamorados para aislarse del mundo) + la palabra Glifo (que es la representación gráfica de una letra). También es el curso intensivo sobre tipografía que imparten Pedro ArillaDamiá Rotger en Sos del Rey Católico (Aragón). Siete días dedicados a conocer a otros typefreaks, compartir tu pasión por las letras y desarrollar tu propia tipografía. Aquí os cuento mi experiencia.

Fuimos 31 personas las que llegamos, un tanto despistadas, al prepirineo aragonés con bastante incertidumbre y la certeza de que íbamos a disfrutar un montón. Sin duda, el casting realizado por Pedro y Damià dio lugar a un grupo de lo más variopinto: mentes inquietas procedentes de diferentes rincones de la Península Ibérica e incluso de México, Argentina o Colombia, nos reunimos a convivir sin tregua ni descanso. Nos movíamos del albergue donde nos hospedábamos al Palacio donde recibíamos las clases, pasando por el avituallamiento y haciendo alguna paradita a tomar un café o quizás un pacharán. Sin movernos del recinto amurallado y pedregoso de Sos del Rey Católico, fuimos una piña desde el minuto uno, disfrutando de una de nuestras grandes pasiones: la tipografía.

El primer día nos dedicamos al dibujo de letras con la técnica del doble lápiz. Soltando nuestra mano y nuestra mente, observando los contrastes y los espacios, definiendo la arquitectura de nuestra letra. Estableciendo el punto de partida de lo que, más tarde, se convertiría en nuestra fuente.

Antes de entrar al trapo la parte más técnica, Damiá nos explicó cómo el aroma de la letra puede penetrar en nuestros sentidos. Cómo hace que el lenguaje se empodere, aumentando la fuerza del mensaje y la eficacia de las palabras. Él vive el diseño con pasión y lo transmite de la misma manera, todos nos dejamos contagiar por su entusiasmo.

Mientras tanto, Pedro se encargó de la parte más técnica. Riguroso y vacilón, nos enseñó a cuidar los alineados y  las proporciones. Ambos nos enseñaron a afinar nuestro ojo de tipográfo, aprendiendo a aplicar numerosas correcciones ópticas.
Todo esto desde un nuevo programa (nuevo para la mayoría): Glyphs, que pone a tu disposición intuitivas herramientas para convertir los bocetos de tus glifos en una fuente. Fue un subidón cuando instalamos por primera vez nuestra fuente y pudimos probarla en InDesign, aunque después vino el bajón al ver la cantidad de correcciones que faltaban por hacer.
La tarea de ajustar el espacio correcto entre todas las combinaciones de signos (no sólo de las letras), provocó estrabismo en muchos de nosotros. Pero, después de un sueño sonoro y reparador en las literas, lo ojos volvían a su ser.

Con las pautas y asesoramiento de Pedro y Damià (a veces juntos, a veces por separado) logramos tener nuestra propia tipografía. Como cada uno éramos de un padre y una madre, el resultado de nuestro trabajo fue de la misma manera: desde tipografías góticas a cómic, de romanas a sans serif, de modernistas a manuales,… Observar los proyectos, tan diferentes, de los otros fue uno de los aspectos más enriquecedores. Aquí algunos de los resultados:

Sin duda, una semana de lo más inspiradora. Este retiro tipográfico es un lujazo para todos los sentidos.
¡El año que viene repito!

*Mil gracias a Raúl Campuzano por las fotos de este post.