¿Somos conscientes del valor de la tipografía?

Parándose a pensar, uno mismo puede intuir qué está bien y qué no. Cada tipografía surge de un autor, un contexto y una necesidad distinta. Del mismo modo, su difusión y su adquisición también lo son. También las necesidades y los usuarios finales que adquieren una tipografía son muy dispares. Y en este mundo global y diverso es normal que el mercado se muestre muy dispar.
La globalización que se ha vivido a través de internet y la aparición del software de código abierto (Open Source) ha abierto una fantástica nueva era democratizadora, que permite un trabajo colaborativo en el que poder crear entre todos a través del conocimiento compartido. Y también ha abierto estas nuevas posibilidades dentro del ámbito de la tipografía. La suma y la sinergía de muchos que recae en el bien común es un logro enorme del mundo online. Todo aquello que sirva a la difusión del conocimiento, ¡bienvenido sea!

La globalización a través de internet ha dado paso a una era democratizadora del conocimiento.

El problema empieza cuando esta idea se mezcla con los imperativos de un mercado cada vez más feroz, la cultura del todo vale y la filosofía de  yo no soy tonto, que tiene como resultado que se pierda la conciencia sobre el valor de las cosas.
Cuando al buscar en internet el término tipografía gratis se obtiene una larga lista de resultados, uno no se para a pensar en su origen y por qué eso es así. Lo cual no quiere decir que no deban poder existir, ni tampoco que sólo las tipografías de pago sean de calidad. No todos los contextos en los que se requieren un tipografía son iguales, ni los usuarios o proyectos finales son equiparables. No es lo mismo un proyectoamateur que una para una gran empresa multinacional.
Y aquí viene lo importante: tener sensibilidad por lo correcto y ser justos. Aplicar un principio básico de la convivencia: no hacer a los demás lo que no nos gustaría que nos hicieran y tratar ser el reflejo de la actitud que esperamos ver en los demás.

CONCIENCIACIÓN

Por eso desde Bauertypes consideramos parte de nuestro trabajo recuperar la conciencia sobre el valor de la tipografía. Diseñar y crear una tipografía es un arduo trabajo que requiere una alta especialización y mucho tiempo. Hay que dibujar los contornos de cada glifo, cuidar los alineados, las proporciones y aplicar numerosas correcciones ópticas. Además de ajustar el espacio correcto entre todas las combinaciones de signos (no sólo de las letras). Y finalmente, hay que conseguir que en pantalla estas formas definidas por curvas matemáticas se traduzcan correctamente a un interfaz de píxeles. Aunque hayamos avanzado considerablemente en la automatización de los procesos de interpolación (que se aplica para crear pesos intermedios) hay que realizar otro trabajo largo de rejustes y rediseños. Y no nos olvidemos de la intención inicial de una tipografía, la tarea de diseño en sí, su apariencia final y su tono de comunicación.
Y cuando tenemos al alcance de un click una tipografía uno no repara en pensar todo ese proceso e intención que hay detrás.

A veces constatamos con atónito estupor que en los lugares menos esperados no se paga por la tipografía. Suena feo, pero ¿no es eso robar? Si uno no está dispuesto a pagar por una tipografía, ¿no debería uno al menos limitarse a aquellas que están a su alcance?

Pero no es eso lo que pretendemos decir. Más bien es un llamamiento a pararte a pensar por un pequeño instante, ¿por qué no estás dispuesto a pagar por esta tipografía si en realidad sí has decidido usarla? Quizás estés más acostumbrado a pagar por fotografías. ¿No sería justo entonces pagar una honesta recompensa a su autor que ha invertido en ella un montón de tiempo y esfuerzo? ¿Consideras que es cara una tipografía, cuando en realidad estas adquiriendo una licencia ilimitada en el tiempo para usarla en tantos proyectos como quieras? Y piensa ¿cierto que tú cobrarás por ese proyecto? Existen tipografías de una alto grado profesional que ofrecen más prestaciones y por este motivo pueden ser más caras y existen tipografías más asequibles y con un rango de posibilidades más reducido. Incluso existen tipografías de alta calidad que son gratuitas y en función de tus necesidades y tu presupuesto puedes elegir.

¿por qué no estás dispuesto a pagar por una tipografía si en realidad sí has decidido usarla? ¿No sería justo entonces pagar una honesta recompensa a su autor que ha invertido en ella un montón de tiempo y esfuerzo? Y piensa ¿cierto que tú vas a cobrar por ese proyecto en el que la vas a usar?

Creemos que parando a pensar un instante en estas cuestiones, enseguida se evidencia que simplemente es justo pagar por una tipografía. En este sentido una de las nuevas formas de pago el paga lo que quieras ponen el foco sobre la cuestión indicada: ¿cuánto estás dispuesto a pagar y cuánto te parece justo? No se trata de imponer un imperativo, sino a apelar a la sensibilidad por lo justo y recuperar la conciencia inherente de cada uno por lo correcto (en su baremo individual) y así recuperar la sensibilidad por el valor de las cosas, independientemente de la etiqueta de precio.

PREGUNTAMOS A CINCO EXPERTAS

Y hoy, Día de la Mujer Trabajadora, hemos decidido recuperar y revalorizar el trabajo de las mujeres invitando a reflexionar sobre este tema a cinco referentes del panorama tipográfico actual. Cinco grandes mujeres que trabajan con pasión en el mundo tipográfico: Paula Mastra, diseñadora gráfica especializada en revistas y contenidos; Nadine Chahine, tipógrafa libanesa que trabaja como experta en tipografía árabe para las empresas Linotype y Monotype; Nina Stössinger, tipógrafa y diseñadora suiza; Sol Matas, tipógrafa y diseñadora argentina y colaboradora de la fundidora tipográfica HuertaTipográfica y Vivian Hartmann, representando la cuarta generación dentro de Bauertypes.

¿Crees que hay suficiente conciencia del valor del trabajo que hay detrás de una tipografía? En España hay un clara falta de cultura de compra, ¿tú como lo vives? ¿Crees que el mercado gratuito o la diversidad de modelos de venta hace daño en este sentido?

PAULA MASTRA [Web]

No creo que los diseñadores gráficos y empresas sean conscientes del trabajo real que hay detrás de una buena tipografía. No se trata solo de manejar un software. Y tampoco creo que las tipografías gratuitas sean las que dañen el mercado, creo el escaso conocimiento de lo que realmente debería ser una buena tipografía es lo más perjudicial para nosotros.
Muchos diseñadores no tienen la formación necesaria para discernir entre una buena y una mala tipografía. Lo primordial sería saber identificar las cualidades de un buen tipo de letra para poder descartar todas aquellas tipografías que están mal dibujadas o que que son una copia de alguna tipografía realmente buena y de éxito.
Nada es realmente gratuito, muchas de las personas que regalan su tipografía lo hacen para promocionarse, pero desde luego no podrán vivir de ello si no le ponen valor a su trabajo.

NADINE CHAHINE [Web]

Sí, hay una conciencia creciente por el valor de la tipografía y la riqueza que puede añadir al diseño. Hay tipografías gratuitas pero la calidad de la mayoría no puede competir con la de las profesionales. Es una época dorada para la industria del diseño tipográfico y se puede ver esto simplemente el número creciente de diseñadores y conferencias dedicados a este campo.

NINA STÖSSINGER [Web]

Creo que el nivel general de conocimiento ha ido en aumento, junto con la visibilidad del diseño tipográfico como disciplina. Al mismo tiempo, me preocupa el aumento de la tendencia de vender fuentes con descuentos masivos o incluso ofrecerlas de forma gratuita, lo que me temo que menoscabe (especialmente para estudios pequeños independientes) los esfuerzos para construir una conciencia de que la buena tipografía requiere mucho tiempo y trabajo, debería ser lícito (e incluso de esperar) que cueste dinero. Tengo curiosidad por ver en qué dirección evolucionará el mercado. Imagino que permanezca existiendo un nicho para tipografías de alta calidad que junto con las tipografías a medida se utilizarán para el diseño editorial, corporativo u otros usos profesionales similares, mientras que los tipos de letra muy baratos o gratuitos seguirán invadiendo un mercado para usos de un perfil más bajo.

SOL MATAS [Web]

Creo que el trabajo que hay detrás de una tipografía es poco conocido en general. El común de las personas apenas entiende de que se trata esta profesión y está bien, no hay que saberlo todo. Podría afirmar que existe una falta de cultura en la compra de licencias de fuentes porque no hay mucha información sobre las condiciones legales del uso de las mismas dentro de los diseñadores o usuarios. En Argentina desde hace unos años que se comenzaron a plantear discusiones respecto al uso legal de las fuentes valorando así la tarea del diseñador de tipografías. De a poco y sobre todo en las aulas de las Universidades de diseño se está educando sobre el tema. Hay docentes que solo permiten trabajos con uso de tipografías con la licencia adquirida o de licencia libre. Con esta toma de conciencia se forman futuros profesionales instruidos y respetuosos de nuestro trabajo.
Respecto a la diversidad de modelos creo que es algo que enriquece la profesión porque abre el campo de posibilidades. Cada uno de estos actores tiene su propio público con lo cual no creo que haga daño a la actividad. Lo vemos a través de nuestra fundidora, donde tenemos tipografías con licencia comercial y con licencia libre (son fuentes gratis pero también tienen su licencia específica) y en ambos escenarios existen usuarios dispuestos a pagar por una licencia comercial o a realizar donaciones en el caso de las licencias libres. Aquí se ve la valoración de nuestro trabajo, aunque la mayoría de estos usuarios provengan de países del hemisferio Norte también en nuestro país se percibe un crecimiento paulatino en la adquisición de licencias. En la ciudad donde vivo actualmente, Berlín, existe otra concepción casi diametralmente opuesta respecto al uso ilegal de tipografías y se nota la diferencia en la información recibida sobre el tema. Todo diseñador conoce el trabajo que existe detrás de un proyecto tipográfico y si alguna vez piratea una fuente muy probablemente sea solo para probarla en sus diseños y una vez aprobado el mismo adquiere la licencia.

VIVIAN HATMANN

Pienso que hay mucho aun por aprender y conocer sobre tipografía, especialmente aquellos que la utilizan en su día a día como herramienta de trabajo. Siguen siendo aun una minoría los que saben realmente el trabajo que hay detrás de la tipografía y estoy convencida que si se diera una asignatura de tipografía en las escuelas de diseño y me atrevo incluso a decir en los colegios,  no habría tanta piratería ni mal uso de la tipografía.
En cuanto al mercado gratuito o diversidad de modelos pienso que confunde y genera muchas preguntas e incertidumbres al usuario.

¿Qué le dirías a alguien que piratea una tipografía tuya?

PAULA MASTRA [Web]

Yo le diría que si le ha gustado mi trabajo que me apoye para que yo pueda seguir trabajando. Que si él o ella gana dinero con esto, por qué piensa que yo no me lo merezco. Sinceramente, alrededor de 30€ por un peso creo que no es algo que no se pueda asumir.

NADINE CHAHINE [Web]

Si son estudiantes, miraré hacia otro lado. Si son diseñadores profesionales, les preguntaría si estarían dispuestos a regalar meses de trabajo de forma gratuita. Si quieren mejores tipografías o con más opciones, entonces tendrán que apoyar a las personas que las crean. Los diseñadores son como los demás y todos tenemos que pagar el alquiler. Esto es especialmente así para diseñadores independientes por lo que es muy importante respetar el esfuerzo que supone crear una tipografía.

NINA STÖSSINGER [Web]

Si tuviera la oportunidad de dirigirme directamente a una persona que utiliza una copia obtenida ilegalmente de uno de mis tipos de letra en su trabajo, me gustaría tratar de hacerle comprender el gran trabajo, tiempo y cuidado que pongo en la creación de mis tipografías para hacerlas lo mejor y más funcionales posibles. No necesito ser admirada por esto (ni tampoco ser muy visible) pero me gustaría que me paguen por ello.
Por encima de todo quiero que las personas que descargan ilegalmente fuentes, entiendan que no es algún gran sistema de especulación anónimo a quién están haciendo daño, sino a una gran cantidad de diseñadores pequeños e independientes que trabajan duro en la crear cosas que tienen valor, y que, al igual que ellos, merecemos ser valorados como tal. Esencialmente, pirateando fuentes a menudo se daña a personas como éstas mismos.

SOL MATAS [Web]

¡Le diría que la use bien! Es que de momento las tipografías que diseñé son publicadas bajo licencia libre. Pero si alguien piratea una tipografía de nuestra fundidora publicada bajo licencia comercial, le diría que respete un trabajo que fue realizado minuciosamente y con una gran inversión de tiempo. En el caso de que esta persona no cuente con el presupuesto para comprar la licencia le informaría sobre otras opciones que existen en el mercado sin la necesidad de piratear.

VIVIAN HATMANN

Primero le preguntaría si realmente ha pirateado la tipografía conscientemente, considerando el trabajo que hay detrás del diseño y digitalización de la misma y en el caso que fuera que sí, cómo se sentiría si copiaran sus diseños después de horas de trabajo. Si realmente valora la tipografía y es consciente del valor que aporta ¿qué sentido tiene piratear? A todos nos gusta que nos paguen por nuestros trabajos y más aun si son trabajos bien hechos.

EL VALOR DE LA TIPOGRAFÍA

Sabemos que en muchos casos la adquisición ilícita de tipografías sucede por falta de conocimiento y no con mala intención o, a veces, por una práctica demasiado generalizada de piratería. Por eso queremos asumir lo que consideramos nuestra responsabilidad y también nuestra obligación: realizar una tarea de concienciación, tomarnos el tiempo para explicar y realzar el valor de la tipografía. Hay muchas vías establecidas para adquirir tipografías y todas son válidas. Aquí hemos querido explicar por qué defendemos que, independientemente del coste de cada fuente, hay un trabajo detrás que debe ser tenido en cuenta y valorado.